lunes, 12 de mayo de 2008

Michel Serres. “La lengua avanza como un glaciar”. Entrevista Franςoise Ploquin. Revista Le franςais dan le monde. Nº 333, 2004.

Franςoise Ploquin. ¿No encuentra usted sorprendente que los franceses, pueblo monolingüe, se hagan los campeones de la diversidad lingüística?

Michel Serres. Los franceses son menos monolingües de lo que lo creían los parisinos. Una buena estadística de principios del siglo XX muestra que en la época, menos de la mitad de los franceses hablaban francés. Ellos se expresaban en picardo, bretón, alsaciano, gascón o vasco. Los generales de la guerra de 1914 habían clasificado los campesinos franceses por divisiones, es decir por región, para que ellos pudieran comprenderse. Estas hablas regionales están en decadencia, pero muchas expresiones locales subsisten. Yo soy gascón de origen: existen al menos diez verbos y cincuenta palabras que utilizo a veces por descuido, con gran asombro de mis interlocutores. Existen aún rasgos de diversidad regional en el francés. Pero dejo a los especialistas de esta cuestión el trabajo de hablar de ello. Existen igualmente muchos investigadores que se interesan por los aspectos socio-culturales de la lengua. Uno encuentra muchos lingüistas en los suburbios mientras que se les ve extremadamente poco en los laboratorios científicos...

Sin embargo, la diversidad que me interesa actualmente toca los usos profesionales. Hay muchas lenguas en una lengua, lenguas relativas a los oficios, lenguas de especialidades: existe un francés comercial, un frances administrativo, un francés científico, o más aún, un francés de la biología, de la química, de la Historia Natural, de las matemáticas, de la física nuclear.... un francés de los músicos, de los bailarines... Las categorías socio-profesionales hablan idiolectos diferentes. Un numero impresionante de oficios que existían hace cincuenta años han desaparecido hoy, entrañando una aceleración importante del vocabulario de las profesiones.

Mi padre, que era marinero sobre el Garona, utilizaba una cantidad de términos relativos al trabajo sobre el agua, que han desaparecido hoy. Este fenómeno me preocupa mucho. Voy a tomar una imagen para explicarme.

En el avance de los glaciares, existen partes que van más rápido que otras. La lengua avanza de la misma manera sobre muchos frentes y de forma irregular. Ciertas especialidades son más rápidas que otras. El hablar científico evoluciona extremadamente rápido con relación a otros oficios donde la estabilidad es más fuerte. Ahora bien, ocurre que precisamente ahí donde el francés evoluciona más rápido, es decir en los idiolectos científicos, comerciales, financieros, está dominado por la lengua inglesa.

Cuando veo a los productores de cine no traducir los títulos ingleses, a los publicistas preferir el empleo del inglés, cuando estos son justamente los dominios donde la transformación del vocabulario es más rápida, temo que sacrifiquemos ahí algo importante. El historiador de las ciencias que soy se lamenta de repente que el corpus del francés científico, que es de una riqueza prodigiosa desde hace cuatro o cinco siglos, sea clausurado. En estos sectores extremadamente vivos, los miembros del organismo lengua francesa sufren necrosis.


F. Ploquin: ¿Se puede modificar esta tendencia?

M. Serres: Se podría persuadir a los publicistas de ser menos snobs, menos colaboradores en el sentido que esta palabra tenía durante la ocupación nazi, convencer a los deportistas de tener entrenadores más bien que Coachs. Solicitar la misma cosa a los científicos es ya más difícil. Yo estoy un poco en equilibrio entre la aceptación de una lengua de comunicación y el empleo del francés. La ciencia siempre ha tenido mundialmente una lengua de comunicación. Eso fue el griego en los alrededores del mediterráneo, luego el latín, enseguida el árabe, luego de nuevo el latín, después el francés durante tres siglos; hoy lo es el inglés, mañana lo será quizás el español o el urdu. Todo depende de la manera en que se orientará la investigación científica. Le estoy reconociendo, a propósito, a nuestros amigos de Québec haber lanzado la palabra Courriel para evitar e-mail. Yo me batí en la Academia francesa para tratar de imponerla y tengo la impresión que Courriel esta empezando a ganar la partida...

F. Ploquin: En la lengua, ¿la diversidad toca solamente el vocabulario?

M. Serres. El genio de la lengua francesa no se aloja exclusivamente en las palabras. La lengua inglesa inventa gustosa palabras nuevas que transforma rápido en verbos. El francés es vacilante en la creación de neologismos. La unidad semántica de la lengua francesa no esta en la palabra sino en el giro, en el segmento de frase. Los alemanes crean gustosos palabras nuevas que solo para ellos, son proposiciones. Por aglutinación ellos crean una palabra nueva, como en inglés, pero ésta no es una proposición, como en francés. Lo que es importante en el fondo en francés, es la sintaxis.

F. Ploquin: Es ser realista recomendar el plurilinguismo de manera absoluta?

M. Serres: El plurilinguismo a ultranza es insostenible. La debilidad inicial de los países de África negra es tener un mosaico de lenguas, lo que ha favorecido la implantación del conquistador, pues no podía haber allí otra lengua común que la del invasor. En la oposición de lo uno y de lo diverso, estar radicalmente por lo uno es una estupidez por imperialismo, y estar radicalmente por lo diverso es una estupidez por imposibilidad. Traducir todas las lenguas en todos los idiomas, como se pretende hacerlo en Europa, crea una relación exponencial impracticable. Acentuar la diversidad hasta el extremo, es una política insostenible y mortal. Habría mejor que decidirse a que se limite a cuatro o cinco lenguas, o aún invitar a practicar la ínter-comprensión. Cuando yo era profesor en el departamento de lenguas romances de la Universidad John Hopkins de Baltimore, nos ejercitábamos frecuentemente en hablar cada uno nuestra lengua comprendiéndonos mutuamente.

F. Ploquin: Su conocimiento del latín le es muy útil...


M. Serres: Sí, y el abandono del aprendizaje del latín y del griego va a precipitar la muerte del corpus científico que era en raíces greco-latinas y que será en raíces inglesas. Se ha descubierto, hace diez años, la señal que permite a las celulas suicidarse (si ellas no se suicidan, eso se llama el cáncer). Los tres profesores americanos que han descubierto este fenómeno fueron a visitar al profesor de griego. Desde entonces se llama a este fenómeno la Apoptose (“la caída de las hojas”, en griego).

Asistí, a fines de la guerra, a una discusión formidable entre científicos de la Escuela Normal Superior que acababan de traer de los Estados Unidos el Computador. Era claro que no se podía traducir esta palabra por “compteur” [contador], puesto que existían ya contadores a gas y contadores eléctricos. Esto ocurría en el transcurso de una comida en la cual participaban por azar sus colegas literarios latinistas. Un especialista de latín medieval hizo de un golpe notar que las cualidades de esta nueva maquina se parecían fuertemente a lo que Santo Thomas de Aquino decía del entendimiento de Dios, que él llamaba deus ordinator. La palabra Ordenador había nacido. Es por el latín y el griego que las lenguas luchan contra el inglés actualmente. Matemática, Teorema, estas palabras vienen directamente del griego y son universalmente empleadas. El mundo moderno es científico y, por esto, habla una lengua heredada del greco-latín. ¿Cuál hablará mañana?

F. Ploquin: ¿Y si hablamos de los docentes? ¿Le parece que los profesores estan a gusto en el mundo moderno?


M. Serres: Yo me he ocupado mucho de las nuevas tecnologías y puedo decirle que muchas de las profesiones modernas, los políticos, los periodistas, los P-DG, están lejos, muy atrás de los profesores en el conocimiento de estas técnicas. Los profesores tienen por lo demás un avance extraordinario sobre la historia, por que ellos estan constantemente en comunicación con los jóvenes. El resto de la población vive entre adultos y viejos y en un medio que retarda de manera abominable. Regularmente los periodistas y los políticos descubren fenómenos que los profesores conocen desde hace más de diez años.

F. Ploquin: Y la escuela, ¿está ella acorde con su tiempo?


M. Serres: Yo espero mejor que no… ¡La actualidad es la repetición! Es el aburrimiento absoluto repetido al mismo tiempo por todos los diarios y por todas las cadenas de televisión, y esto desde la fundación del mundo. ¿Quién mato a quién? ¿Fue Caín quien mato a Abel?, esta es una noticia que tiene millones de años de edad. Por el contrario, nosotros, en la enseñanza, decimos lo nuevo todo el tiempo. Es por esto que la idea de adaptar la escuela a la sociedad es una catástrofe. La sociedad actual esta a tal punto triste, normada, formateada, aburridora, que la perspectiva de adaptar los espiritus jóvenes, creadores, inteligentes, rápidos, ágiles, vivos, a esta especie de hormigonado de las conciencias y de las inteligencias es un proyecto mortal. Sería urgente adaptar la sociedad a la escuela para que ella respete el saber y la belleza.

Traducido por Roman Aguiar Montaño. Historiador. Universidad Nacional de Colombia. Sede-Medellín, Febrero 19 de 2005.

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